Una de las premisas de la campaña fue realizar una serie de soportes y actividades que fueran atractivas para los ciudadanos y que a la vez lo vieran como propio. Así se pretendía despertar las conciencias de una forma positiva, y que las actividades del Ayuntamiento fueran colaborativas gracias a la participación de los ciudadanos.

Para ello se crearon una serie de soportes gráficos (carteles) para lo que se realizó un casting entre los niños de la ciudad. En él, participaron 80 niños y niñas y un total de 18 aparecieron en los 7 carteles producidos.

Para los carteles se escogió un tono desenfadado y casual con un estilo de fotografías simpático y con toques vintage. Además, se plasmó la idiosincrasia y estilo de vida de los habitantes de la ciudad, pero actualizando el discurso, de modo que tuviera capacidad de conectar con la población más joven y crear una serie de soportes cercanos que transmitieran los valores con los que los ciudadanos se sintieran identificados

A partir de aceite usado, recogido en contenedores de diferentes puntos de la ciudad, realizamos jabones artesanales.

El objetivo de este taller fue aprender cómo gestionar un pequeño huerto urbano en un espacio reducido. Para ello usaron objetos cotidianos como botellas y garrafas de plástico. Se enseñaron las principales verduras y hortalizas que se pueden plantar según la temporada en la que estemos.

Se explicaron los diferentes agentes a los que diariamente nos exponemos y cómo contrarrestarlos gracias a las estrategias sencillas como la presencia de plantas en el hogar.

Durante esa jornada, monitores y asistentes se dedicaron a plantar árboles, arbustos y plantas de cobertura para el nuevo espacio que se empezaba a crear.

Se usaron técnicas de construcción de bajo impacto para crear una estructura de sombra para el solar. En este caso, los niños y niñas se aproximaron a materiales de construcción locales como, cañas, y a técnicas que utilizan materiales biodegradables.

Se profundizó en la bioconstrucción como una estrategia para aproximarse a la edificación. En este caso, se utilizaron materiales como el barro, la paja y el corcho para mejorar las condiciones climáticas y térmicas.

Se llevó a cabo una actividad lúdico-educativa en la que se explicó a los niños y niñas el hábitat y características de los mosquitos. Asimismo, se les enseñó a como fabricar un repelente, una trampa y un producto cosmético para aliviar las picaduras con ingredientes cotidianos.

Se construyó un horno solar con baldosines hechos por los niños y niñas con periódicos y barro.

Este taller se orientó a la construcción de mobiliario urbano a partir de elementos de desecho, es decir, mediante la reutilización de objetos como palés se crearon una serie de muebles que sirvieron para crear zonas de relax en el solar.

En esta sesión preparamos un compostador solar. De esta manera, se podían transformar los restos orgánicos de todas las familias que participan.

Aprovechando residuos orgánicos como el cartón o papel, creamos un sistema de bancales llamado huerto “lasagna”. Con este sistema transformamos los residuos en compuesto in situ para poder plantar nuestra huerta posteriormente.

Se continuó transformando el solar con principios de bioconstrucción. En cambio, en esta ocasión, utilizamos paja.

Esta sesión se dedicó a ampliar el sistema de bancales creados con formas de ojo de cerradura. Se formó la geometría de un mandala y se crearon bancales elevados. En uno de ellos, para añadir fertilidad al sistema, se experimentó con el sistema “hugelkultur”, en el que se usaron restos de poda enterrados.

Consistió en la construcción de un estanque donde prosperarán especies ligadas al agua, por ejemplo, sapos, y especies importantes en la cadena alimentaria, por ejemplo, las abejas.

Durante esta jornada se creó un circuito con la arena, un material de juego no estructurado, para dar rienda suelta a la imaginación de los niños y niñas.

Aplicando principios de permacultura, se diseñó y se creó una estructura en la que cultivar plantas medicinales y aromáticas. Se enseñaron las propiedades de estas plantas, usos y posibles recetas curativas y de cosmética natural.

Con neumáticos usados se creó un espacio de juego que sirve a niños y niñas como espacio para trepar, divertirse y desarrollarse poniendo a prueba sus habilidades escaladoras.

El objetivo de este taller fue que los asistentes comprendieran los mecanismos de generación de dunas y cómo éstas ayudan a aumentar la riqueza paisajista de la playa. Por ello, se recreó entre todos los asistentes el proceso de formación de una duna.

Se enseñaron técnicas de extracción, desalinización y potabilización de agua de mar para saber cómo extraerla de forma eficiente y sostenible.

Consistió en crear juguetes de playa con elementos caseros, reduciendo los desechos domésticos y consiguiendo así, una reducción del consumo de nuevos productos.

Durante esta jornada, se enseñaron métodos de pesca tradicional respetuosos con la biodiversidad marina.

Los niños y niñas aprendieron técnicas de supervivencia en la naturaleza utilizando recursos naturales del entorno.

Se creó arena kinética con la cual los niños y niñas hicieron formas distintas.