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Museo del Juguete de Almassora

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El museo del Juguete de Almassora nace el 22 de diciembre de 2010, con exposiciones temporales que se renuevan anualmente con la finalidad de poder exponer la totalidad de la colección de juguetes antiguos de la familia Arenós y Agut.

La colección de juguetes antiguos de la familia consta de unas 1.100 piezas que se exponen en el amplio espacio que dispone actualmente el museo, una grande y variada oferta de los juguetes que se han diseñado y producido en su gran mayoría en las fabricas mediterráneas de la Foya de Castalla, de las costes alicantinas y catalana.

Los juguetes que se exponen están fabricados de diferentes materiales, como cartón, hojalata, madera, barro, porcelana, primeros plásticos y goma.

Los orígenes de la colección se remontan al finalizar la guerra civil cuando Joaquín Arenós Andrés decidió incorporar la distribución y venta de los primeros juguetes en su establecimiento, una ferretería.

Años más tarde, su hijo, Joaquín Arenós Beltrán, y su mujer, Margarita Agut Clausell, siguieron con el negocio.

La tienda de juguetes cerró entre los años 1990-1991 y el material sobrante formó parte de la colección familiar ya iniciada años antes.

Una colección que nunca se ha cerrado, continúa completándose año tras año por la afición de los propietarios con nuevas adquisiciones y donaciones de particulares que la van enriqueciendo.

Revisando y mirando los juguetes antiguos del Museo del Juguete de Almassora, se nos viene a la cabeza imágenes de nuestros abuelos y abuelas en su infancia cuando jugaban en la calle sin asfaltar de la Vila con aquella muñeca, aquel tren o la bolsa del colegio.

Seguramente, todos guardamos en casa fotografías amarillentas de aquellos que ya no están con alguno de estos juguetes.

Hemos agrupado los juguetes de la colección en cinco grandes periodos de la historia del juguete:

1890-1919 Primeros juguetes

1920-1929 Cartón y hojalata

1930-1949 Paréntesis bélico

1950-1969 Plástico y televisión

1970-1999 El movimiento Didó

1890 – 1919 Primeros juguetes

Los primeros años de la industria juguetera moderna a España son a principios de siglo, principalmente a Cataluña y a la Foya de Castalla, a las localidades de Ibi, Onil y Castalla.

Antes de la fabricación industrial de las muñecas, se fabricaban con barro y se vendían a las ferias de los pueblos con el nombre de «peponas». Las muñecas se realizaban, gracias a los conocimientos alfareros, amasando la arcilla y se introducía en moldes de yeso. Después de secarse, se sacaba la figura, se cocía, pintaba y, por último, se vestía. Las muñecas de tela es confeccionaban en casa y se podían adquirir mascaras pintadas a mano para producir un juguete más económico.

Hasta el año 1919, se fabricó mediante métodos semi artesanales en talleres familiares.

A finales de la década 1910-1919, los juguetes españoles empiezan a utilizar la estampación litográfica (técnica de impresión encima de la hojalata) y encaje con gafas o grapas.

1920 – 1929 Cartón y hojalata

Los juguetes de hojalata viven sus años dorados en la década de los 20 y 30, con diseños innovadores y reproducciones de objetos cotidianos.

El proceso de fabricación consistía en realizar un modelo a escala 1/1 en escayola, a partir del cual se hacía un patrón en madera con una fina chapa de recubrimiento para delimitar contornos; este patrón se litografiaba en planchas de hojalata que se cortaban con cizallas y, finalmente, con un estampado se configuraba el relleno y se hacía el ensamblado de las partes. En 1921, aparecen los primeros mecanismos de resorte a los juguetes.

Las muñecas se empiezan a fabricar, con materiales diferentes al barro, como las pastas de yeso con escayola y serrín mezcladas con cola. Se hacía una pasta que se depositaba en unos moldes de hierro y se dejaba secar al sol. Finalmente, se pintaban. Las primitivas cabezas de barro eran muy defectuosas y se sustituyeron por las de porcelana, perfectas de moldes y expresiones, importados de Alemania.

Las piezas estaban acopladas con un cordel elástico que permitía el movimiento. Los detalles del rostro estaban pintados a mano, como ojos, pelo y boca. Se picaba una granada y se dejaba evaporar el zumo; con el sedimento, se conseguía el pigmento para colorear las mejillas y los labios. Los vestidos eran retales de telas y se sujetaban con clavos.

1930 – 1949 Paréntesis bélico

Se generalizaron las llamadas gachas, una mezcla de harina de diferente procedencia (algarroba, maíz o avena) con trocitos de papel y cartón bañado con agua que se introducía en un molde donde cogía la forma y se dejaba secar al sol; después, se sumergía en un baño de cola y un producto llamado Blanco de España para endurecerla y se obtenía el color de la carne. En 1931, es lanzan los primeros trenes eléctricos con transformadores de corriente, cambios de vías, frenos automáticos, túneles, etc.

Durante la Guerra Civil se paraliza la producción y las fabricas de juguetes se transforman en industrias auxiliares de material bélico.

Durante la posguerra, el juguete se convirtió en un artículo de lujo para las familias. Las materias primas escaseaban y la industria del juguete de lata decide reutilizar los botes usados por el reverso. Otras industrias deciden utilizar la madera, el cartón y el plomo para fabricar juguetes.

Al acabar la I Guerra Mundial, se popularizó el soldado de plomo de 45 mm. Las dimensiones y acabados se fueron perfeccionando. En los años 40, se fabrican soldados de plomo uniformados del ejército español de la época.

Durante los años 40 y 50, tuvieron especial éxito les muñecas Mariquita Pérez, fabricada a Madrid, y Cayetana, fabricada a Onil con cartón piedra.

1950 – 1969 Plástico y televisión

En 1956, se introduce un nuevo material, el «Zamak», un aleación de zinc con aluminio, magnesio y cobre, que se va utilizó en la producción de trenes, pistolas, escopetas y miniaturas de vehículos.

El plástico empieza a introducirse en la fabricación de los juguetes de forma generalizada a los años 50. Permitía crear muchas formas diferentes y dar a los juguetes todo tipo de colores. Otra ventaja de este material era la mayor facilidad para la producción en grandes series. En la fabricación de muñecas, se utilizaba el poliestireno.

Los juguetes de los año 60-69 se caracterizaban por la sustitución de la madera y la hojalata por el plástico, de más rápida y barata producción. Entre otros juguetes de plástico y con una complejidad mayor, destacan los vehículos dirigidos por cable que pronto dejaron paso a los de control a distancia.

El aumento del consumo también estuvo íntimamente ligado a la llegada de la televisión, donde las empresas jugueteras encontraron su principal medio de difusión publicitaria.

1970 – 1999 El movimiento Didó

Las empresas jugueteras utilizaban la televisión como principal medio de difusión publicitaria. En estos años, nace el movimiento Didó, en favor del juguete didáctico, como los juegos de construcción y manualidades, dejando de lado el juguete bélico.

En la década de los 70, aparecen los juguetes con nombre propio, como Nenunco, cinExin, Madelman, Telesketch, Tente, Lego y Barbie. Con la crisis del petróleo de 1973, se vuelve a utilizar la hojalata en muchos juguetes.

Los años 80 se caracterizan por el boom en la mecanización de las muñecas, dando paso a una gran ventana de posibilidades, desde la clásica andadora a la bailarina, esquiadora, patinadora, la que necesita cambio de pañales, etc.

A partir del año 2000, se fabrican industrialmente sofisticados juguetes que se fusionan con la informática y las nuevas tecnologías. Se promueven las campañas de juguetes no sexistas ni volentos, para contribuir al desarrollo de comportamientos de cooperación, el respeto a las diferencias y las relaciones de igualdad.